Soweto vuelve a la vida normal. Los efectos de los sucesos de los últimos días han dejado una huella imborrable. Escuelas reducidas a cenizas, hospitales destruidos, una comisaría de policía sin tejado y sin puertas, descampados con coches y objetos quemados, cervecerías y bares sin amo y sin clientes… y mas de ochenta cadáveres esperando…