Hablábamos el domingo bajo el sol hospitalario de la vendimia de septiembre de temas variados, intranscendentes, de leyendas locales, de libros leídos y de memorias que no están escritas pero que se guardan en la historia personal y colectiva. La conversación se prolongó hasta quedarnos solos tres interlocutores que fuimos requeridos para almorzar porque si…